Fahrenheit 451 cuenta la historia de un sombrio y horroroso futuro. Montag, el protagonista pertenece a una extraña brigada de bomberos cuya misión paradójicamente, no es la de sofocar incendios, sino la de provocarlos para quemar libros. Porque en el país de Montag está terminantemente prohibido leer. Porque leer obliga a pensar, y en el país de Montag está prohibido pensar. Porque leer impide ser ingenuamente feliz, y en el país de Montag hay que ser feliz a la fuerza.
Nº páginas: 176
Libro autoconclusivo
Editorial: Debolsillo
Año: 2012
Mi reseña:
Este libro forma parte de la tríada que empezó con las distopias y ya estaba tardando en leerlo, sobretodo porque se publicó en 1953 y por tanto lo tenía accesible desde hace bastante.
Montag, nuestro protagonista es un bombero que trabaja quemando libros, porque, en la sociedad en la que se encuentra, los bomberos no apagan fuegos si no que los provocan. Y lo hacen por una simple razón, no quieren que la gente tenga ideas. Pero aparece una persona en la vida de Montag que le hará replantearse todo lo que creía que era correcto...
La trama me pareció muy curiosa y siempre había sentido ganas de leerlo pero nunca encontraba el momento. Al empezar a leer me di cuenta que pese a estar ambientado en un futuro utópico en el que todo el mundo hace lo correcto y es feliz, el autor no ha usado elementos tecnológicos que hagan parecer que está ambientado en un futuro muy lejano (sólo lo imaginaba cuando hablaba de como eran antes las cosas); más bien es muy parecido a la época en la que se escribió pero tomándose licencias en cuanto a las leyes por las que se rige la sociedad. Es un futuro en el que leer se considera delito y se paga muy caro y que a mí, como lectora, me pone los pelos de punta.
El personaje de Montag evoluciona lentamente pero me ha gustado porque tiene una explicación. Está tan bien construido que incluso un cambio en sus ideas tarda en aparecer y lo hace como una flor, germinando poco a poco. El personaje de Clarisse es perfecto y la adoré casi desde el principio porque muestra esa mezcla de inocencia y sabiduría que sólo una niña puede plantear y además tiene una personalidad muy enérgica. Sin embargo el personaje Mildred, su mujer, me ha costado más porque no he acabado de entender muy bien que pasa con ella.
Lo más destacable del libro, a mi parecer, es que muestra una sociedad en la que no se busca que la gente entienda, sólo que memorice. Repite varias veces el tema de las respuestas antes que las preguntas (que no quiero explicar porque creo que es de más interesante por descubrir en el libro) y la educación que se da es fascinante (para mal, no para bien). Te deja reflexionando sobre cómo se están llevando las cosas actualmente y si se podría llegar a eso. Una sociedad que no tiene inquietudes es una sociedad más dócil y por ello me he visto varias veces buscando ejemplos de mi vida en la que se han dado casos parecidos para corroborar que quizás Ray Bradbury no tuvo una idea tan descabellada, pese a que muchas de las normas que él implanta en la sociedad son, cuanto menos, curiosas (me hicieron reír bastante algunas relacionadas al tema de los vehículos).
Me ha encantado este libro de la mitad en adelante porque el ritmo se acelera y aparecen unos personajes muy curiosos de los que me he quedado con ganas de saber más. Quizás es un libro un poco lento pero que vale la pena ser leído. Y es un clásico!
¿Lo has leído? ¿Te ha gustado? Creo que tiene adaptación así que voy a intentar ponerme las pilas ahora que lo tengo fresco para hacer una comparación. Como siempre, nos leemos pronto!