A Hazel y a Gus les gustaría tener vidas más corrientes. Algunos dirían que no han nacido con estrella, que su mundo es injusto. Hazel y Gus son solo adolescentes, pero si algo les ha enseñado el cáncer que ambos padecen es que no hay tiempo para lamentaciones, porque, nos guste o no, solo existe el hoy y el ahora. Y por ello, con la intención de hacer realidad el mayor deseo de Hazel - conocer a su escritor favorito -, cruzarán juntos el Atlántico para vivir una aventura contrarreloj, tan catártica como desgarradora. Destino: Amsterdam, el lugar donde reside el enigmático y malhumorado escritor, la única persona que tal vez pueda ayudarles a ordenar las piezas del enorme puzle del que forman parte...
Título original: The fault in our stars
Editorial: Nube de tinta
Reseña:
Me sorprendió bastante que un libro sobre un tema tan triste me sacara tantas sonrisas. La verdad es que es un tema sobre el que no me gusta leer porque personalmente me influye bastante y no lo disfruto demasiado por todos los recuerdos que me despierta. Aún así, la forma de abordarlo de John Green me ha gustado ya que no se centra en la parte negativa de la enfermedad.
El libro nos presenta la historia de Hazel, una chica que sufre un cáncer en una fase bastante avanzada y como su vida cambia al conocer a Gus, otro chico que también sabe de primera mano lo que se siente con esta enfermedad. Sus personalidades son muy distintas: ella reservada, él atrevido; ella amante de la lectura, él de vivir la vida. De no haber compartido esa experiencia, posiblemente ni se habrían dirigido la palabra pero conocerse en un grupo de apoyo hace que se empiecen a relacionar y acaben complementándose a la perfección.
Es un libro que se lee muy rápido y que pese a lo complicado del tema que está narrando, no se hace tan duro como puede parecer debido a que no se centra en los aspectos negativos de la enfermedad (si bien si que aparecen y los trata) sino en las ganas de vivir que desprenden los protagonistas, el no darse por vencidos y seguir adelante aunque no puedan hacer todo lo que les gustaría. El personaje de Hazel es a la vez frágil y fuerte y Gus a su manera también demuestra esas dos facetas aunque le cueste mucho más manifestar una de ellas.
Reconozco que me pasé los últimos capítulos llorando desconsoladamente pero eso no ha hecho que disfrute menos del libro; al contrario hizo que me diera cuenta de que me gustaba más porque era capaz de despertar en mi esas emociones. El autor ha sabido llevarme a través de las fases que pasan las personas que sufren esta enfermedad sin que me de cuenta de que yo misma las pasaba con ellos y el final no me decepcionó. Aunque no suela leer dramas, este es uno de mis preferidos y vale la pena que al menos una vez te lo leas.
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